domingo, 29 de enero de 2012

Nuestro derecho al olvido

Christopher Gabriel WASTIAN

Dime que te gusta y te diré quien eres. Me gusta


Actualmente más de 800 millones de personas en todo el mundo están utilizando activamente el “portal comunitario” Facebook – probablemente Usted es una de ellas. Esta plataforma fundada en el año 2004 por un empresario estadounidense –cuyo apellido de origen alemán traducido al español significa “montaña de azúcar”– es sólo un ejemplo de un fenómeno que, al parecer, ya es considerado como una parte esencial e indispensable de nuestra sociedad: el de la marcha triunfal de las redes sociales.

Hoy en día uno como persona joven, tiende a revelar su información más “secreta” y con esto –por pura vanidad o incluso por ignorancia– presentar un buen “striptease de datos”. Estos excesos de presentación de uno mismo degeneran a menudo en el hecho de describir hasta las cosas más irrelevantes. ¿A quién le importa cuando me desperté esta mañana, lo que comí para el almuerzo o en que bar estaré hoy por la noche? Se conocen ya muchos casos de afectados que más tarde se arrepienten de su generosa libertad virtual. Estos incluyen no sólo aquellos que perdieron sus empleos debido a que su jefe encontró en Facebook fotos de fiestas salvajes que los muestran en estado de ebriedad, tambaleándose o haciendo muecas.

Se quiere creer que estos datos “pecaminosos” se pueden borrar. ¡Olvídenlo! Hasta el momento sólo es posible ocultar las entradas, ¡pero no eliminarlas! Incluso después de la supuesta eliminación de aquella información, ésta se mantiene en los servidores de Facebook.

Estos datos son de hecho de gran valor no sólo para la red social, sino más aún para una variedad de empresas de terceros, que tratan de encajar entre sí las huellas dejadas por nosotros a los perfiles personales, para bombardearnos después con diversa publicidad dirigida. ¿Quién sabe exactamente a quién Facebook esta “confiando” nuestros datos? Controvertidos avances como, por ejemplo, el “reconocimiento de rostros” dejan suponer que desde hace mucho tiempo ya estarían participando los Servicios Secretos de diversos regímenes pertinentes.

¿Se sentiría cómodo si supiera que sus huellas digitales son realmente indelebles? La Comisión Europea, la cual desempeña la función del poder ejecutivo en la UE, quiere por lo menos terminar con ese “fantasma”. La legislación de protección de datos de la Unión Europea será por primera vez en 20 años integralmente reformada.

Una de las innovaciones sería que en el futuro las empresas tendrían la obligación de informar a sus clientes en el lapso de 24 horas por la pérdida o el robo de información personal, de lo contrario amenazarían sanciones draconianas. La persona de quien se hayan transmitido los datos, deberá obtener un derecho legal explícito para que estos datos a solicitud, puedan ser completa- y finalmente eliminados.

La vicepresidenta de la Comisión Europea Viviane Reding, nativa de Luxemburgo, considera que es “increíble que se tenga que escribir en la legislación, que las empresas tienen que tratar con cuidado los datos personales de sus clientes”. En realidad debería ser ésta la base para la formación de toda empresa firme y responsable.

Este avance de la Unión Europea de abogar por políticas más estrictas de privacidad, fue precedida por muchos poderosos movimientos ciudadanos, los cuales ya desde hace tiempo criticaban la recopilación de datos específicos por los operadores de las redes sociales. El ejemplo más destacado es “Europe versus Facebook” del vienés Max Schrems. Este estudiante de derecho lleva consigo ya más de una victoria en las demandas contra Facebook y aclara en la página web de éste movimiento, cómo cada uno de nosotros podemos exigir nuestros datos recolectados, en forma de CD, a la empresa estadounidense. Esto se aplica a todos los usuarios que tengan su residencia fuera de los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá.

Medios europeos ya especulan que esta ley de protección de datos promovida por la UE que consiste, según Reding, en “dar a las empresas libertad y a los ciudadanos protección”, podría llegar a convertirse en un patrón global. Es de suponer que todo esto resultará molesto sobre todo para los EE. UU. donde –en marcado contraste con Europa– los datos personales no son considerados como propiedad de la persona sino más bien de la entidad que los maneja. ¿Cómo es esto en México? Como sea: ¡Todos tenemos derecho a ser olvidados!

publicado por El Noticiero de Colima, 31 enero 2012

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